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Zona pedagógica

Adolescencia

Descripción

Aquí trataremos algunas problemáticas habituales en los estudios sobre adolescencia, ya que son estos trabajos los que han puesto en marcha herramientas de investigación que también nos serán útiles para evaluar nuestros proyectos con adolescentes.

Haremos algunas recomendaciones y propondremos algunos ejemplos, intentando ofrecer aportaciones que fomenten la participación de las personas más jóvenes, ya que se trata de una franja de edad sobre la que abundan estudios desarrollados más desde la distancia que a través de la interacción con ellas y ellos.

Herramientas para estudios con adolescentes

Encuestas

Los datos numéricos tienden a asociarse a una supuesta neutralidad y objetividad. La construcción de la estadística como una ciencia objetiva, neutra, exacta, tiene un largo alcance, pero ha sido cuestionada suficientemente en los últimos años.

Una búsqueda general sobre encuestas y adolescentes en España da como resultados, mayoritariamente, encuestas sobre riesgo asociado a conductas sexuales (la sexualidad en sí misma es vista como un riesgo) y hábitos alimenticios (donde el riesgo reside en el consumo de azúcar y el sobrepeso).

Veamos cómo algunos problemas, que podemos encontrar en las encuestas en general, se materializan en el caso de estudios sobre la adolescencia:

Problemáticas generales Estudios sobre la adolescencia
Se puede dar por supuesta una neutralidad ideológica o política, lo que conlleva no asumir ni evidenciar las premisas desde las que se parte. Poca definición de lo que se entiende por “etapa adolescente”, sin tener en cuenta la variabilidad de este concepto según el contexto y época. En ocasiones es entendida no como una etapa en sí misma, sino como un período de paso hacia una vida adulta que puede verse condicionada por las “conductas de riesgo” adolescentes.
Se utilizan indicadores preestablecidos o demasiado convencionales, pudiendo no ser los más adecuados al contexto y las circunstancias específicas de la investigación.

Utilización de indicadores con una fuerte carga moral: riesgo, precocidad, promiscuidad, relaciones informales frente a relaciones estables, etc.

Indicadores demasiado constreñidos a una visión hegemónica que deja fuera experiencias: Destaca la idea de relaciones sexuales “completas” equivalente a penetración pene + vagina, dando a entender que existen experiencias sexuales incompletas. En este relato la experiencia sexual es lineal y debe conducir a un fin determinado que suele ser la eyaculación por parte del varón.

Indicadores que ponen en foco en un elemento con fuerte carga moral dejando otras cuestiones en segundo plano. Tal es el caso del embarazo en adolescentes o mujeres jóvenes que, visto como un problema endógeno, resta importancia a otras cuestiones relacionadas como el estigma o la falta de derechos que pueden sufrir las madres jóvenes y que conducen a esos efectos negativos supuestamente derivados de su temprana maternidad.

Mirada excesivamente individualizadora, poniendo el foco en la conducta y obviando la situación en la que se da (donde hay más elementos y personas) y el contexto social, económico y político. Tendencia a ver la supuesta situación de riesgo como la causa de otros males (por ejemplo, "el consumo de alcohol causa el fracaso escolar"), y no al revés. También se puede obviar la complejidad de algunas situaciones donde no existe una sola causa.
Olvido de multiplicidad de causas (sociales, contextuales, políticas) y la priorización de causalidades individuales (conductas, motivaciones personales).

Se obvia elementos que quedan fuera del contexto educativo (si es ahí donde se realiza la encuesta, lo que es bastante común) y situaciones contextuales que afectan a las y los adolescentes, así como problemáticas estructurales (violencia machista, racismo, LGTBI-fobia y otras formas de discriminación).

Una de las grandes olvidadas también es la violencia institucional, que puede estar presente en diferentes grados en la vida de las personas menores de edad.

 

En esta entrada formulamos algunas indicaciones para construir nuestra propia encuesta y aquí para formular nuestros propios indicadores.

Grupo de discusión o grupo focal

Un grupo de discusión o grupo focal es una técnica que puede ser muy conveniente si trabajamos en un entorno educativo. El propio centro escolar puede facilitarnos el espacio, los contactos y el horario para realizarlo, solventando así las dificultades que comporta reunir a un grupo de personas con sus diferentes disponibilidades.

Con esta técnica no buscamos obtener datos representativos, como con una encuesta, sino acceder a relatos y opiniones individuales en un contexto de interacción, observar cómo se construye el relato colectivo, cómo se relacionan entre sí las personas implicadas, qué jerarquías existen, etc. No se trata de obtener consensos sobre las temáticas y preguntas que lanzamos al grupo, sino averiguar cuáles son los discursos que manejan los/as jóvenes y entender sus diferentes puntos de vista. En esta entrada, describimos esta técnica más en detalle.

Algunas cuestiones a tener en cuenta con grupos de discusión con adolescentes:

- Para favorecer la participación de todas las personas integrantes del grupo, no debe ser demasiado numeroso (no más de 10 jóvenes). Podemos conformar los grupos teniendo en cuenta características comunes pero sin invisibilizar la diversidad. Por ejemplo, podemos reunir jóvenes que pertenen a un mismo barrio, a una misma clase social, que se identifican con una opción sexual o que han tenido experiencias similiares. En todos los casos, encontraremos otros factores que también condicionan sus experiencias y que serán diversos (si elegimos a las participantes porque se identifican con la misma opción sexual, tendremos que tener en cuenta cómo la clase social, el entorno donde viven - rural, urbano, centro, periferia, etc -, aspectos familiares, entre otros, interaccionan en cada una de las personas).

- Si estamos valoramos un programa y existe la posibilidad, podemos crear un grupo de control: por un lado, trabajamos con un grupo cuyos miembros hayan sido beneficiarios/as del programa y, por otro lado, con un grupo de jóvenes que no hayan participado. Esto nos permitirá establecer comparaciones.

- Si queremos abordar temas delicados como el racismo, el sexismo o la LGTBI-fobia es interesante, cuando no necesario, trabajar por separado con jóvenes que hayan sufrido o puedan sufrir situaciones semejantes, tanto para abrir un espacio de seguridad para la expresión de malestares como para evitar que puedan verse expuestos/as ante otros/as. Con el grupo focal no pretendemos confrontar posiciones, ni resolver conflictos, sino entender las causas y recoger puntos de vista.

- La expresión “grupo de iguales”, muy utilizada en el trabajo con adolescentes, no nos debe confundir: siempre existen desigualdades y jerarquías, incluso entre los/as más jóvenes, y también debemos observarlas y recogerlas durante los debates en el grupo.

Combinación de técnicas

Combinar técnicas de recogida de datos nos permite, por un lado, detectar temáticas o cuestiones clave y, por otro, profundizar en aquellas que vayan saliendo en el proceso de investigación.

El cuestionario funcionará a modo de termómetro sobre las cuestiones que consideramos en un principio. De sus resultados podemos obtener temas para el debate en un grupo de discusión, lo que nos permitirá perfilar y contextualizar mejor los datos obtenidos.

Un grupo de discusión puede sacar a relucir ciertas temáticas, opiniones o situaciones sobre las que queramos profundizar en una entrevista personal, en la que podremos construir un relato mucho más completo, preguntando sobre las causas y motivaciones personales, los referentes de sus discursos, hechos concretos y visiones de futuro.

 

Algunos ejemplos

> M. Alfaro Gonzáleza, M. E. y otros (2015) "Hábitos sexuales en los adolescentes de 13 a 18 años", Rev Pediatr Aten Primaria vol.17 no.67 Madrid jul./sep. 2015. Disponible aquí.

Este estudio, entre muchos otros, ilustra lo señalado más arriba, que queda patente en las afirmaciones contenidas en el siguiente párrafo:

“La población adolescente es especialmente vulnerable a los riesgos relacionados con su conducta sexual, dado que se trata de un periodo de maduración en el que experimentar forma parte de esta etapa evolutiva. El embarazo en adolescentes y la maternidad temprana están asociados con el fracaso escolar, el deterioro de la salud física y mental, aislamiento social, pobreza y otros factores relacionados. Por otra parte, no usar métodos anticonceptivos de barrera aumenta el riesgo de infecciones de transmisión sexual (ITS), con serias consecuencias a corto y largo plazo en la salud biopsicosocial de los adolescentes.”

Parte de varios presupuestos:

- La adolescencia es sólo un período de paso, de evolución hacia la edad adulta donde tiene lugar la actividad sexual “verdadera”. Todos los/as adolescentes desean “experimentar”.

- La conducta sexual individual es la causa que conduce a los riesgos.

- El embarazo es la causa de multiplicidad de problemas (fracaso escolar, deterioro de la salud, aislamiento social, pobreza...). Sin embargo, la pobreza o el aislamiento social no se contemplan como posibles elementos que puedan llevar a tomar una decisión sobre seguir con un embarazo (falta de espectativas futuras vinculadas a estudios, vida profesional, etc.).

Como resultado del estudio, se afirma: “La mayoría declaran que utilizan algún método anticonceptivo en sus relaciones (91,3%), pero todavía hay un 8,7% que refiere no utilizar ninguno.” Es decir, la aplastante mayoría de las y los adolescentes entrevistadas utilizan preservativo. Sin embargo, la conclusión del estudio es “a pesar de considerarse suficientemente informados sobre sexualidad e ITS, los adolescentes presentan comportamientos de riesgo en sus actividades sexuales.” Esta afirmación no sólo es imprecisa, sino que no nos ayuda a entender cuáles son las necesidades de las y los adolescentes respecto a su sexualidad ni si las situaciones que viven son situaciones deseadas o suponen algún tipo de problemática sobre la que podamos actuar.

Combinación de encuesta y observación de intervenciones

> Pichardo Galán, J.I. y otras (2007) “Actitudes ante la diversidad sexual de la población adolescente de Coslada (Madrid) y San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria)”, FELGTB, Madrid. Disponible aquí.

En este estudio se combinó encuesta autoadministrada y gestionada por los institutos y la observación a charlas realizadas por voluntarios del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM), por un equipo investigador que no intervino en ningún caso. Se obtuvieron 4.636 cuestionarios de jóvenes entre 11 y 19 años.

En Coslada se realizó el estudio en 7 centros escolares, más de 3000 jóvenes a partir de los 11 años. La respuesta en general fue buena y también la disposición por parte de los centros, aunque en algún caso el centro o parte del profesorado consideraba la encuesta o la temática de las charlas “no adecuadas”. Esto demuestra la importancia de tener en cuenta el contexto y cómo diversos factores pueden condicionar el uso de las herramientas, hacer que un proyecto sea rechazado o respaldado o influir en los resultados. En este caso, la autoridad del profesorado en el aula o de la dirección en el centro son elementos a tener en cuenta.

En San Bartolomé de Tirajana (Maspalomas) se siguió un procedimiento similar, pero, además, se involucró a las familias facilitando cuestionarios en papel, hoja de instrucciones y cartas de presentación que los estudiantes llevaban a casa, lo que supuso una mejor respuesta que cuando los cuestionarios eran online.

“El enfoque cualitativo se llevó a cabo a través del programa de charlas para estudiantes sobre diversidad sexual que ofrece el Colectivo de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales de Madrid (COGAM) bajo el nombre “Expulsemos la homofobia de los centros educativos”, en los que 13 las investigadoras del equipo acudieron como observadoras. Estas charlas se proponen de un modo abierto y participativo, realizadas con un esquema de preguntas y respuestas, lo que permitía tomar el pulso sobre las opiniones, dudas e inquietudes respecto a la diversidad sexual y la sexualidad por parte de los y las estudiantes. Los cuestionarios siempre se pasaron con anterioridad a la charlas para no condicionar las opiniones de los y las estudiantes.”

La temática del estudio no es menos relevante que el método elegido: la sexualidad, si bien es mínimamente abordada en el ámbito educativo, es un tema sobre el que el profesorado opinará y sobre el que la pertinencia es puesta en duda. En ambos casos, los y las adolescentes demostraron tener mucho que decir y estas preparadas para hablar del tema. Incluso se señala que realizar la encuesta y las charlas dio lugar a que surgieran debates necesarios pero antes invisibilizados

“Para abordar la cuestión de la diversidad sexual de los y las adolescentes pretendimos entonces no centrarnos en la orientación sexual (…) lo que permitía que las/los entrevistadas/os no tuvieran que encerrarse en compartimentos estancos ni definirse en términos de orientación sexual, sino simplemente expresar hacia qué sexo se dirigía su deseo.”

Aunque la metodología está definida por esas dos herramientas (encuesta y observación), el proceso de la investigación y su gestión con los centros también es un lugar donde observar y extraer información. De hecho, en el informe, se hacen algunas apreciaciones que se sostienen en observaciones obtenidas en las reuniones con profesorado, en las reacciones del centro, en conversaciones personales, en los contactos establecidos:

“(…) no deja de sorprender la invisibilización de la homofobia en el contexto educativo: en una de las reuniones con profesores, al plantear la necesidad de enfrentar el acoso escolar por homofobia, uno de los profesores presente comentó que no tiene nada que ver el bullying o acoso escolar con la homofobia. Los datos de este estudio no dicen lo mismo.”

Apuntan que una de las principales conclusiones del estudio es la falta de educación sexual en las aulas y, cuando existe, la perspectiva es heterosexista:

“una de las principales conclusiones de este informe es que no sólo no se habla de diversidad sexual en las aulas, sino que tampoco se habla de educación sexual en general. A la mayoría de estudiantes le gustaría saber más de sexualidad: un 55,2% pide más información sobre este tema. Los talleres sobre sexualidad que se hacen en los colegios tienen gran éxito entre los estudiantes, aunque a veces se quedan cortos, son impartidos por personas externas al centro y tienen una visión heterosexista (Generelo, Pichardo y Galofré, 2006).” 

Al final del documento, se pueden consultar el cuestionario utilizado, las cartas de presentación para estudiantes, familias y profesorado.