Por estos motivos, y porque el esfuerzo empleado para realizar una encuesta que sea respondida por un número amplio de personas puede ser grande, se habla de cuestionarios verificados. Los cuestionarios verificados son aquellos que ya se han puesto a prueba y, por lo tanto, sabemos que funcionan (las preguntas se entienden, los datos que generan son relevantes y responden a las preguntas de la investigación). Esto no quiere decir que no podamos elaborar nuestros propios cuestionarios: los cuestionarios ad hoc son recomendables cuando no encontramos cuestionarios ya elaborados que respondan a nuestra necesidad específica o cuando los que ya existen no responden bien a alguno de los criterios de nuestra evaluación. Es recomendable, en este caso, realizar una prueba piloto a una muestra reducida para asegurarnos de que el formato y el lenguaje utilizados son apropiados y las respuestas son las que esperamos.
¿Cómo elaborar preguntas para un cuestionario ad hoc?
Lo mejor es elaborar preguntas a partir de los indicadores que tenemos porque así nos aseguramos de que serán útiles para responder a las preguntas evaluativas y se corresponderán a los criterios de nuestra evaluación. Recordemos que los indicadores se elaboran en un proceso de operativización en el que intentamos dimensionar los criterios, valores, motivaciones, etc.
Las preguntas pueden ser abiertas (la respuesta es libre) o cerradas (se ofrecen de antemano dos o más respuestas posibles). Un cuestionario con preguntas cerradas es más fácil de comparar y el vaciado será más rápido, pero no siempre es posible o útil a nuestros objetivos.
Las preguntas cerradas son más útiles para clasificar a los individuos, pero si queremos profundizar sobre el marco de referencia de las personas entrevistadas, o conocer el proceso por el que han llegado a sustentar sus puntos de vista, es mejor hacer preguntas abiertas.
Si las personas han sido introducidas al tema y ya han podido estructurar un poco su opinión, una encuesta con preguntas cerradas puede ser eficaz. Si no es el caso, es mejor hacerla hacer algunas preguntas abiertas. También, en función del grado de conocimiento general o consenso sobre tema: si el tema es bien conocido, si es fácil de indentificar porque está presente en los medios de comunicación, es común en el entorno profesional o de edad de las personas encuestadas, las preguntas cerradas pueden funcionar bien. Si hay dudas sobre la definición de los términos empleados, fuertes debates, ambiguedad, etc, es mejor emplear preguntas abiertas.
Las preguntas cerradas requieren menos concentración y esfuerzo, por lo tanto, si el tema no es muy motivador, mejor abiertas. El riego de las preguntas cerradas es que baje la motivación o que por falta de conocimiento haya un alto porcentaje de “no sabe” o respuestas en blanco.
En resumen, las preguntas cerradas son más convenientes cuando los objetivos de la encuesta están claros y son sencillos. Cuando estamos seguras de que podemos comunicarnos fácilmente con la población a estudiar, cuando tenemos un mínimo conocimiento de esa población y compartimos vocabulario. Si no tenemos esa seguridad, la situación no está muy bien definida o nuestra ambición es mayor (por ejemplo, tenemos más tiempo para la investigación, o estamos en una etapa inicial, o es la primera vez que realizamos una encuesta) es mejor emplear preguntas abiertas.
Problemas estructurales, conceptos complejos
Una de las principales dificultades a la hora de construir las preguntas para un cuestionario, es el uso ciertos conceptos que aluden a problemáticas estructurales que atraviesan la sociedad. Entendemos que son estructurales aquellas formas de mirar, ideas, actitudes, conductas, situaciones que gozan de un recorrido histórico, están ancladas en instituciones formales e informales, en formas de hacer tradicionales y son habitualmente normalizadas a través del olvido de esa misma historia. Son aquellas ideas y comportamientos que percibimos como "naturales", y que solemos interiorizar y encarnar a lo largo de la vida.
Si queremos realizar una encuesta sobre la percepción de la violencia sexual, por ejemplo, tenemos que tener en cuenta que el mismo término tiene significados diferentes según las diferentes experiencias de las personas, según las diferentes posiciones estructurales que ocupen en la sociedad (que implican más o menos poder social) y que por sus características (interiorización y normalización de la violencia hacia las mujeres y disidencias sexuales) pueden ser difíciles de detectar. En este sentido, aportar elementos descriptivos, concretar el contexto de la situación, evitar adjetivos o adverbios cuantitativos (mucho, poco, demasiado...), puede ayudar a evitar sesgos.
El cuestionario se puede consultar a partir de la página 62 del documento o directamente aquí.
* Autoría: Pichardo Galán, J.I.; Molinuevo Puras, B.; Rodriguez Medina, P.O.; Martín Martín, N.; Romero López, M.
Preguntas cerradas
Existes dos tipos: las de respuesta dicotómica y las de respuesta múltiple. Las dicotómicas se formulan para clasificar a la población en torno a comportamientos, actitudes u opiniones bien definidos, a favor o en contra, en positivo o en negativo. Permite una tercera respuesta matizada que sería “no sabe”, o todavía no lo ha decidido. Las respuestas deben ser excluyentes entre sí.También se puede añadir un campo abierto "por qué", que recoja información motivacional.
En la respuesta múltiple, esta puede ser gradual (mucho, bastante, poco, nada, o en escala numérica), o multi-respuesta, señalando varios factores no excluyentes entre sí. Hay que tener en cuenta que una escala en la que haya una opción intermedia o neutra (por ejemplo, una escala del 1 al 5, donde el 3 sería el grado medio exacto) puede provocar que muchas personas seleccionen el número "neutro" o del medio. Si queremos posicionamientos claros es mejor utilizar escalas pares (por ejemplo, del 1 al 6).
Organización del cuestionario
Conviene que sea gradual en dificultad y aproximación al tema. Las preguntas de filtro deben ir al principio (preguntas que invalidan el cuestionario, por ejemplo, si buscamos personas con una característica específica). Una parte introductoria con preguntas más fáciles, la parte central y una parte final conclusiva y más sencilla, o bien, organizadas por bloques temáticos.
Se le llama “secuencia del embudo” al orden de preguntas de más general a más específico. Aquí se pretende evitar que las primeras preguntas condicionen o sesguen las siguientes. La “secuencia del embudo invertido” es útil cuando queremos ahondar en un tema, es decir, conocer qué motiva la posición del entrevistado. Por ejemplo, podemos preguntar primero si está en favor o en contra del aborto, y después preguntar sobre condicionantes sociales que puedan explicar esa posición.
Más consejos
- Informar de la garantía de anonimato y quién hace la encuesta.
- Preguntas sociodemográficas al final.
- Evitar que puedan ser condicionantes por su carga emocional o porque delatan un juicio de valor. En este sentido, no debemos usar palabras con carga emocional o política en la actualidad (por ejemplo: ideología de género es una expresión que se utilizaba hace algunos años para medir el grado de "machismo" de las personas, pero hoy en día estaría condicionada por el uso político que han hecho del término los medios conservadores, la conferencia episcopal y algunos partidos políticos).
- La redacción debe ser sencilla, sin vocabulario técnico o demasiado específico.
- Especificar bien los períodos de tiempo a los que se hace referencia.
- Evitar palabras que impliquen temporalidades ambiguas como habitualmente, normalmente, etc. Es mejor preguntar cuántas veces.
- Evitar preguntas muy generales.
- Evitar ambigüedades o dos ideas contradictorias en la misma pregunta.
- Evitar preguntas en negativo. No utilizar doble negación.
Un método cuantitativo que se utiliza para detectar cambios después de una interverción es la encuesta a través de cuestionarios pre-post. Este método consiste en proporcionar un cuestionario antes de la interveción y otro después, con un margen de tiempo suficiente para que los contenidos se hayan podido asentar.
Hay que tener en cuenta que los métodos cuantitativos y los cuestionarios tienen sus limitaciones: podremos detectar si los contenidos que se han desarrollado en la actividad pasan a formar parte del imaginario de las personas que han participado, pero no sabremos en qué medida supondrán cambios reales en su día a día.
-> Más abajo os dejamos un ejemplo de este tipo de experiencias evaluativas ("Evaluación pre-post de una actividad preventiva...")
A continuación puedes descargarte fichas con cuestionarios validados, algunos de ellos antiguos, pero que nos pueden servir como ejemplos o modelo para elaborar nuestros cuestionarios ad hoc: