Resum
La curiosidad, como un proceso esperable en el desarrollo humano, está presente desde el temprano inicio de la vida humana; ahora bien, la curiosidad sexual en la infancia se comprende como un proceso natural que se manifiesta por medio de preguntas, que generalmente se realizan a los adultos significativos. Dicho lo anterior, habrá que reconocer que existe una incongruencia entre la curiosidad infantil y la respuesta adulta, lo que se manifiesta de diversas maneras: omisión de la respuesta, respuestas erróneas, huida o envío del niño a otro adulto. En este orden de ideas, una de las premisas fundamentales del presente escrito es que en medio de la vivencia de la sexualidad adulta, existe un gran impedimento para responder a la curiosidad sexual infantil, de ahí que
abunden los manuales para padres y maestros sobre cómo responder a dicha curiosidad, pero
aun así, se siga presentando la problemática: padres y maestros (adultos en general), sin herramientas
necesarias para responder a la curiosidad sexual infantil. Ahora bien, la reflexión que se presenta en este escrito no pretende agotar la discusión en torno al tema, solo re-abrir una reflexión largamente discutida por la incapacidad adulta frente a la curiosidad sexual en la infancia, mostrando al mismo tiempo, posibilidades de asumir dicha
curiosidad (docta ignorancia), puesto que se considera uno de los pilares fundamentales para
la satisfactoria y responsable vivencia de la sexualidad adulta. La invitación es entonces a la vivencia consciente de la sexualidad, representada en respuestas acertadas, tranquilas y comprensibles frente a la curiosidad sexual en la infancia, teniendo presente el postulado que representa la docta ignorancia: “Y tanto más docto será cualquiera cuanto más se sepa ignorante” (Cusa, 1440, p. 14). (Extraído del documento)