Resum
Introducción. La pornografía puede contribuir al desarrollo satisfactorio de la salud sexual pero también constituye un factor facilitador de disfunciones e insatisfacción
sexual, dadas las expectativas y falsas creencias que pueden favorecer, así como la invisibilización de algunos modelos.
Objetivo. Conocer las prevalencias de consumo de los hombres en los diferentes tipos de pornografía y la vivencia de malestar, en función de la edad. Metodología. A partir de un muestreo aleatorio simple, se seleccionaron 933 hombres
españoles de entre 18 y 73 años (M=28,41; DT=10,69). Todos contestaron a un cuestionario on-line sobre visionado de pornografía. El 73,3% eran heterosexuales, el
15,1% homosexuales, el 10,2% bisexuales y el 1,4% restante, de otras orientaciones. Resultados. El 83,2% de los participantes ha visto porno gay, el 93,4% porno lésbico y
el 97,7% porno heterosexual. De los que lo han visionado, el 41% se ha excitado con porno gay, y un 16% ha sentido malestar por ello; el 80,8% se ha excitado con el lésbico y un 0,7% ha llegado a sentir malestar; y el 94% se ha excitado con el heterosexual,
experimentando malestar un 1,2%. En función de la edad, se ha observado que los hombres que han visto pornografía gay (t=2,09; p=0,037) o lésbica (t=3,83; p<0,001)
son mayores que aquellos que no. En cambio, los hombres que se han excitado con porno gay, son más jóvenes que los que no (t=4,29; p<0,001). En cuanto al malestar, no se observaron diferencias significativas en función de la edad.
Conclusiones. Más allá de la orientación sexual con la que se identifican, la excitación
sexual se produce con distintos tipos de relaciones, lo que podría flexibilizar la concepción tradicional de la orientación sexual. Además, cabría tener en cuenta el malestar experimentado que podría interferir en la salud sexual, sin aparentes
diferencias en la edad.