Resum
Desde diversos sectores progresistas se presume que el pensamiento religioso es de por sí conservador y que el conjunto de las iglesias y referentes cristianxs rechazan de plano los derechos sexuales y reproductivos. Sin embargo, asumir esos lugares comunes y desconocer la heterogeneidad y diversidad del campo religioso es un error. Implica no sólo aceptar la supuesta coherencia y unidad de un frente religioso reactivo (que no es más que el intento de lxs propixs conservadores por hacer pasar su parte por el todo), sino también perder de vista los posicionamientos heterogéneos e incluso contrapuestos que pueden existir aun al interior de una misma religión. De ahí que nos interesanlas intervenciones de lxs evangélicxs en el debate reciente sobre aborto. Mientras que para algunxs es “lo contrario a la salud” porque “termina con una vida”, para otrxs evangélicxs la legalización del aborto es “defender la vida” y “una cuestión de salud pública en la cual el Estado es responsable”. Este contraste, llamativo a primera vista, no resulta tan novedoso ni explicable si se tienen en cuenta otros debates previos sobre sexualidad y