Resum
Con la pubertad el ser humano da un salto cualitativo en su sexualidad. Los cambios puberales traen consigo una especificación del deseo sexual (Fernandes, 1991; López y Fuertes, 1994). Esto posibilita que afloren, también, la búsqueda del otro y de la satisfacción, elementos constitutivos de la sexualidad adulta.
La sexualidad está ampliamente vinculada al género. Tradicionalmente han existido unos patrones de comportamiento sexual diferenciados para varones y mujeres. La sexualidad masculina se ha caracterizado por la actividad y el marcado interés sexual. La sexualidad femenina, por su parte, se ha vinculado a la pasividad, la prudencia e incluso, a la inhibición sexual. Además, existen unos “scripts sexuales” que definen las situaciones sexuales de forma precisa, indicando lo que se puede o no hacer.
Etiquetan a los sujetos dándoles roles precisos (Fuertes y López, 1997), es decir, determinan una secuencia sexual muy clara y el papel que ambos sexos deben realizar. Siguiendo esta línea argumental, hemos tratado de determinar la influencia del sexo del individuo en sus conocimientos, actitudes e incluso motivaciones e inquietudes sexuales. Para ello hemos explorado estas cuestiones en una muestra constituida por 247 adolescentes burgaleses escolarizados en 2º de ESO y 3º de ESO. (Extraído del documento)