Resum

En el mundo occidental de hoy circula ampliamente la idea de que en el plano sexual manifestamos unas singulares dificultades y de que éstas son imputables a nuestra moral tradicional de esencia cristiana. ¿Pero acaso superaremos nuestros problemas renegando brutalmente de la moral de nuestros padres e intentando adoptar la de los Nambikwara u otros pueblos que a nuestros ojos no se han apartado mucho de la naturaleza? En realidad, no somos libres de rechazar nuestra herencia: la tenemos pegada a la piel. Y cuanto más queremos ignorarla, más prisioneros somos de ella. Cuando el pasado nos invade por senderos que no son los de la historia —por el lenguaje, la literatura, la moral, el derecho...—, como sucede, entre otros casos, en materia de sexualidad, entonces la historia podría cumplir una función terapéutica. Restituyendo a este pasado lo que de él se ha censurado, poniendo al descubierto las relaciones que existían entre determinada actitud hacia la sexualidad y otros determinados rasgos, hoy abolidos o en vigencia, de la cultura occidental, la historia debería permitirnos apreciar de una manera nueva nuestro sistema de valores, y con ello superar las difícultades presentes. (Extraído de la contracubierta)