Resum
Los Trabajadores Masculinos del Sexo (TMS) constituyen un colectivo invisible y desconocido. La literatura existente se centra en el trabajo sexual ejercido por mujeres en calle, obviando otros espacios y otras personas (Weitzer, 2005; Parker, 2006). Los espacios donde los TMS ejercen su actividad suelen estar organizados, encontrando lugares abiertos (calle) y cerrados (pisos, saunas...), tanto físicos como virtuales (Zaro, Peláez y Chacón, 2008; Meroño y Benjumea, 2000). Aunque la investigación sobre TMS está centrada en la prevención de VIH, diversos estudios han indagado en aspectos sociodemográficos (West y de Villiers, 1993; Ballester y Gil, 1996; Villamil, Jociles y Lores, 2004; Mimiaga, Reisner, Tinsley, Mayer y Safren, 2008; Zaro et al., 2008). La revisión bibliográfica nos muestra que el colectivo de TMS está formado por jóvenes de entre 18 y 30 años, con diferente orientación sexual (mayoritariamente homosexuales), inmigrantes, con pareja estable, sin hijos, con una motivación económica, que perciben esta actividad como temporal, con amplia movilidad y una vivencia de angustia por el estigma que acompaña esta actividad. Los TMS dicen ser mayores de edad pero la juventud es fundamental en este sector del trabajo sexual (Allman, 1999). Los clientes prefieren chicos adolescentes. Muchos TMS falsean su edad para poder ejercer en ciertos espacios. Se analizan los riesgos de exclusión social en el segmento adolescente de este colectivo. (Resumen extraído del artículo)