Resumen
Los monstruos demarcan en el imaginario social y cultural la difusa frontera entre lo que tradicionalmente se ha considerado bueno y malo, entre lo normal y lo patológico, lo bello y lo feo, y tienen la capacidad de vincular la realidad con lo imaginado. Nos ayudan a establecer la noción de pertenencia a la «normalidad» y construyen necesariamente una noción de diferencia que bien conocen aquellas personas señaladas por su sexualidad y su diversidad funcional. En este texto nos preguntamos por la intersección de estas dos realidades, a menudo ignoradas y parte del tabú, y por otra parte tan útiles y presentes en nuestra sociedad que construyen lo que hemos venido en llamar «monstruos de lo cotidiano». Fijarnos en estos cuerpos fallidos o monstruosos nos ayuda desviar la atención sobre las normas imperantes, que preferimos ignorar como son la heteronormatividad y el cuerpo bello y capacitado, normas monstruosas a su vez que constriñen nuestras vidas y experiencias. (Extraído del documento)