Resumen
El imperio español en la Nueva España contempló desde su comienzo la conversión de los indios al cristianismo. Los jesuitas fueron los encargados de llevar a cabo la evangelización de los indios del noroeste novohispano, comenzando su labor en la provincia de Sinaloa en 1591. La primera entrada para evangelizar a los mayos se llevó a cabo en 1614, mientras que la de los yaquis, fue en 1618. Los jesuitas hicieron un gran esfuerzo en erradicar algunas prácticas sexuales de los mayos y yaquis para salvar las almas de los indios, pues desde la perspectiva cristiana todo acto sexual que se llevara a cabo fuera de un matrimonio monogámico y que no tuviera como único fin la procreación, era considerado pecado. De modo que condenaron la poligamia, el concubinato, las concertaciones matrimoniales a corta edad, y la facilidad con que mayos y yaquis deshacían sus matrimonios, y la sodomía. Sin embargo, para mayos y yaquis, estas prácticas tenían otros significados. La homosexualidad no estaba condenada por mayos y yaquis, entre estos, también había hombres que se vestían como mujeres y realizaban las actividades designadas a las mujeres. La poliginia (matrimonio de un hombre con varias mujeres) era una de las prerrogativas con las que contaban los jefes de los pueblos mayos y yaquis, esto les garantizaba tener una gran familia y por lo tanto obtener una gran aceptación en sus pueblos, era también requisito indispensable para convertirse en líder, además de la habilidad guerrera, pues el estatus político no era heredado. Los matrimonios eran concertados por los padres desde que los hijos e hijas tenían muy corta edad. El propósito de estos arreglos era poner a prueba a los jóvenes para ser aceptados por la familia de su prometida. Una vez casados, hombres y mujeres podían cambiar de pareja. La diferencia en las percepciones sobre la sexualidad, causó grandes conflictos. Las imposiciones de normas cristianas, tuvieron como consecuencia que se llevaran a cabo resistencias por parte de mayos y yaquis, éstos se manifestaron de diversas maneras, algunas veces en conflictos abiertos, otras de forma más discreta, como las fugas, el anonimato, los rumores y chismes.