Resumen
Es ampliamente debatido entre los profesionales de salud mental el hecho de que no solamente los adolescentes que llegan a nuestras consultas requieren una buena educación sexual, sino que también sería beneficioso para los padres y/o tutores legales efectuar este tipo de consultas. Sin referirnos tanto a la práctica sexual en sí, a su mecánica o consumación del acto, sino a la formación que no se recibe a la hora de lidiar con ciertos temas con chicos y chicas adolescentes. ¿Por qué puede llegar a costar tanto aceptar que, mucho antes de los 17 años, poseen ya una sexualidad en pleno desarrollo? La respuesta podría ser tan sencilla, como afirmar que no se trata de enfocarlo desde el «hacer» sino desde el «sentir» y, este último terreno, parece ser mucho más pantanoso y complejo que el primero. El proceso de dirección del desarrollo sexual de nuestros niños y adolescentes comienza cuando estamos listos para crecer nosotros mismos en este sentido, para superar los conflictos, carencias, miedos e inseguridades propios. Será entonces cuando estaremos en condiciones de convertirnos en verdaderos y eficientes educadores y orientadores sexuales de los más jóvenes