Resumen
En el mundo, el embarazo adolescente constituye un grave problema de salud pública de índole multifactorial. Específicamente para la mujer conlleva diversas implicaciones educativas, económicas y sociales que afectan su proyecto de vida y amplían las brechas sociales en este grupo etario. Asimismo, las adolescentes son más vulnerables por el riesgo en salud que implica un embarazo a corta edad; según la Organización Mundial de la Salud, “la probabilidad de muerte materna es dos veces más en las adolescentes respecto a las mujeres que se encuentran entre los 20 y 30 años de edad, y para las menores de 15 años los riesgos son cinco veces mayores”. En general, las y los adolescentes experimentan una gran necesidad de educación en temas sobre salud sexual y reproductiva, la cual debe dirigirse al aumento de información y conocimientos sobre el uso correcto y acceso a métodos anticonceptivos modernos, así como a desmitificar los temores y creencias en torno a sus posibles efectos secundarios. Asegurar una consejería adecuada y con personal capacitado es igualmente vital. Las instituciones públicas tienen la responsabilidad social de respaldar los esfuerzos encaminados a prevenir el embarazo adolescente, con base en las líneas de acción y políticas sanitarias.