Resumen
El cada vez mayor retraso en la edad de la primera maternidad en nuestro país, que ya supera los 31 años, implica la existencia de un volumen importante de mujeres menores de 30 años, nulíparas, con necesidad de una anticoncepción efectiva. La elevada utilización de métodos anticonceptivos con alta dependencia activa de la usuaria, como el preservativo y la píldora, pone a estas mujeres en un alto riesgo de embarazo no deseado. Las cifras acerca de las interrupciones voluntarias del embarazo entre mujeres de esta edad lo confirman. Los anticonceptivos de larga duración reversibles (LARC por sus siglas en inglés: long-acting reversible contraception) —siendo los más populares el dispositivo intrauterino (DIU) de cobre (DIU-Cu) y el liberador de levonorgestrel (DIU-LNG)— tienen la ventaja de no depender de la participación activa de las usuarias, lo que les confiere una alta efectividad y tasas de continuidad superiores a las de otros métodos. Presentan pocas contraindicaciones y ofrecen una protección anticonceptiva efectiva durante el tiempo que la mujer desee. Sociedades médicas internacionales los recomiendan para todas las mujeres, incluidas las adolescentes, como estrategia para evitar embarazos no deseados. Sin embargo, su uso en nuestro país es muy limitado, se cree que debido a la falta de experiencia y a la existencia de creencias erróneas por parte del profesional sanitario. El escaso conocimiento que adolescentes y jóvenes tienen sobre los LARC afecta también a su actitud hacia los El cada vez mayor retraso en la edad de la primera maternidad en nuestro país, que ya supera los 31 años, implica la existencia de un volumen importante de mujeres menores de 30 años, nulíparas, con necesidad de una anticoncepción efectiva. La elevada utilización de métodos anticonceptivos con alta dependencia activa de la usuaria, como el preservativo y la píldora, pone a estas mujeres en un alto riesgo de embarazo no deseado. Las cifras acerca de las interrupciones voluntarias del embarazo entre mujeres de esta edad lo confirman. Los anticonceptivos de larga duración reversibles (LARC por sus siglas en inglés: long-acting reversible contraception) —siendo los más populares el dispositivo intrauterino (DIU) de cobre (DIU-Cu) y el liberador de levonorgestrel (DIU-LNG)— tienen la ventaja de no depender de la participación activa de las usuarias, lo que les confiere una alta efectividad y tasas de continuidad superiores a las de otros métodos. Presentan pocas contraindicaciones y ofrecen una protección anticonceptiva efectiva durante el tiempo que la mujer desee. Sociedades médicas internacionales los recomiendan para todas las mujeres, incluidas las adolescentes, como estrategia para evitar embarazos no deseados. Sin embargo, su uso en nuestro país es muy limitado, se cree que debido a la falta de experiencia y a la existencia de creencias erróneas por parte del profesional sanitario. El escaso conocimiento que adolescentes y jóvenes tienen sobre los LARC afecta también a su actitud hacia los mismos. Se analizan en profundidad barreras como la dificultad de inserción (incluido el riesgo de perforación y el dolor
provocado por ésta), el riesgo de expulsión, de enfermedad inflamatoria pélvica y de infertilidad subsecuente y se plantea el beneficio que un nuevo DIU-LNG, de menor tamaño y contenido hormonal, puede tener en estas mujeres.