Resumen
Rusia legalizó la homosexualidad hace 20 años, sin embargo hoy es el país más peligroso para gays y lesbianas de Europa. El estado, la sociedad y la iglesia rusa han emprendido una persecución sin tregua. Una ola homófoba se ha apoderado de la sociedad y las actitudes hacia los homosexuales están sufriendo un retroceso. La intimidación es algo habitual y el colectivo está sumido en el miedo a las perversas y humillantes agresiones que les infringen las llamadas bandas de vigilantes, quienes ven en esta orientación sexual un peligro para la sociedad. Arropados por la nueva ley contra la propaganda homosexual aprobada en junio de 2013 por el gobierno, estos ciudadanos organizan sus “safaris”. Emplean el engaño para atraer a los homosexuales al lugar donde se encuentra la banda y allí les golpean, les insultan y les humillan.