Resumen
En los últimos años la comunidad científica ha dirigido parte de los esfuerzos
investigativos a la sexualidad femenina no solo en áreas como la reproducción y las
enfermedades de transmisión sexual, sino también en las relacionadas con el género y
las diversas variables psicosociales. Un tema relevante son las disfunciones sexuales
femeninas (DSF), que deja atrás viejos rezagos del período victoriano, cuando se
consideraba que no era necesario la satisfacción femenina para la asignada función
reproductiva en una sociedad androcentrista. La DSF es un trastorno frecuente que ha
tenido una menor preferencia, en cuanto a prioridades investigativas se refiere, si lo
comparamos con las disfunciones sexuales masculinas, sobre todo luego de la
aparición de los inhibidores de la 5-fosfodiesterasas. Su incidencia es alarmantemente
alta, con una prevalencia que puede llegar a 76% de las mujeres de más de treinta
años. Entre sus causas, es consenso de la comunidad científica la influencia marcada
de los factores psicosociales como los educativos (sexuales y religiosos), la relación de
pareja, la privacidad, las enfermedades mentales y el uso de algunos medicamentos.
En el siguiente trabajo se realiza una revisión de los estudios más actuales acerca de la
etiología, predominantemente orgánica, que influye en la DSF, que abarca causas
hormonales, neurológicas, genéticas y medicamentosas, muchas veces subvaloradas y
no exploradas, lo que provoca fracasos en las terapias más avanzadas. En conclusión,
los factores orgánicos en la respuesta sexual femenina constituyen una causa a
considerar por su marcada frecuencia y potencial reversibilidad.