Resumen
La transexualidad constituye una expresión saludable de la potencialidad humana, de la
diversidad en la vivencia del género, es, por lo tanto, algo que nos enriquece. Las necesidades
afectivas y sexuales ocupan un lugar muy importante en la vida de cualquier persona. Las personas
transexuales por la ubicación social que se les adjudica viven con mayores dificultades
muchos de los aspectos de su vida que para otros seres humanos, con los mismos deberes y derechos,
no constituyen un problema. El propio cuerpo y sobre todo la sociedad suponen un obstáculo.
Las relaciones de pareja y la sexualidad no son una excepción. Los varones transexuales
suelen tener más éxito en el establecimiento de relaciones de pareja y en su adaptación social y
sexual tras la reasignación sexual quirúrgica de genitales, a pesar de las limitaciones estéticas y
funcionales que comporta. Las mujeres transexuales suelen tener más dificultades para mantener
relaciones de pareja estables, probablemente por los mayores grados de marginalidad a los
que la sociedad les destina y por ser la mayor parte de sus parejas varones heterosexuales. El
varón es menos flexible y se adapta peor a las situaciones nuevas, prioriza con frecuencia lo
sexual sobre lo afectivo y con frecuencia se acerca a las personas transexuales buscando “algo
nuevo y excitante”. Se establecen con frecuencia dependencias afectivas e incluso en mujeres
reasignadas quirúrgicamente de genitales, aun mejorando considerablemente su situación, la
insatisfacción e inadaptación sexual y social suele ser mayor. Hoy en día sabemos poco sobre la
vivencia sexual de las personas transexuales, sobre sus satisfacciones, o sus limitaciones, sobre
sus miedos o sus nuevas formas de reinterpretar de forma creativa su sexualidad. Sería deseable
que se desarrollaran estudios que rellenen ese vacío. (Resumen extraído del artículo)