Resumen
El objetivo que se propone este trabajo es describir la frecuencia de uso del preservativo en las distintas prácticas de riesgo (vaginal,
anal y oral) y algunas actitudes relativas a la transmisión de VIH en función de la “promiscuidad”, estimada mediante las siguientes
variables: frecuencia de relaciones sexuales, infidelidad a la pareja estable y número de parejas distintas a lo largo de la vida.
También se analiza cómo varía la percepción del riesgo y el temor de transmisión de VIH en función de la “promiscuidad”. Como
muestra empleamos 7147 estudiantes de la Universidad Jaume I que respondieron a una encuesta sobre SIDA entre los años 1999 y
2006. De éstos, 2605 eran hombres y 4162 mujeres; la media de edad se situó en los 21.30 años (DT=4.05). Para este estudio
se utilizaron los ítems número 3, 8, 9, 12, 20 y 22 de la Encuesta sobre SIDA (Ballester y Gil, 2000) la cual tiene una consistencia
interna de .620 y una validez de .640.
Los resultados muestran una correlación significativa entre “promiscuidad” y menor tendencia al uso de preservativo para sexo vaginal.
Esto es así independientemente del estimador de "promiscuidad" empleado (frecuencia de relaciones, infidelidad y número de
parejas sexuales). Asimismo, el hecho de tener una mayor frecuencia de relaciones sexuales y/o haber cometido más infidelidades
se relaciona negativamente con el uso del preservativo para sexo oral y anal. Por último, una mayor frecuencia de relaciones sexuales
también se asocia a un menor riesgo percibido y menor temor a la transmisión de VIH. Los análisis indican que no existen diferencias
entre chicos y chicas. No ocurre lo mismo con la orientación sexual, en el caso de los heterosexuales el uso del preservativo para
las tres prácticas se relaciona negativamente con la frecuencia de la relación y la infidelidad, pero no con el número de personas.
Mientras que en homosexuales, el uso del preservativo para sexo oral y anal se correlaciona de manera positiva con el número de parejas