Resumen
Este artículo propone pensar el lugar de la Educación Sexual en el sistema educativo uruguayo; desde el impulso traducido en la política educativa implementada en el “ciclo progresista” (2005-2019) (Noceto, Piñero y Rosenblat, 2020) y su freno impuesto por los recortes y la política del gobierno que inició en 2020. El “impulso y su freno” ratifican a la educación sexual como campo en disputa. Desde las constelaciones discursivas hegemónicas, la educación sexual en la escuela resulta una afrenta a la “libertad” de las familias en relación a la educación de sus hijos. Esta se dice amenazada por el avance de la “ideología de
género”, construcción atribuida a los distintos movimientos sociales que proponen la revisión del “orden natural” sobre la identidad. Se concluye que, mientras en los períodos anteriores la educación sexual (ES en adelante) aparece asociada a un paradigma médico-sanitario, con el progresismo se constituye en clave de derechos políticos asociados a la identidad y diversidad.