Resumen
Muchas más personas de las que pudiera pensarse han visto rota su infancia al ser víctimas de abusos sexuales.
Son vidas que quedan marcadas para siempre y con un sentimiento de impotencia porque fueron víctimas
de los adultos que debían protegerlos. El silencio se convierte así en el mayor cómplice y el mayor enemigo de
este calvario. Pero por primera vez, algunas víctimas de esa terrible agresión ofrecen su testimonio para evitar
la impunidad en que permanecen miles de casos. Eva, Cristina, Joan, Vicky y Mónica han tenido el coraje de poner voz y rostro a esa tragedia silenciosa.