Resumen
La mujer lesbiana no ostenta una pertenencia íntegra al Estado/
nación. La heteronormatividad y el heterosexismo institucionalizado
impulsan la heterosexualidad como elemento definitorio
del ámbito social y político liberal. La mujer lesbiana comienza
a ser representada política y socialmente mediante su normalización,
pero no es integrada completamente en su ciudadanía.
Su integración se produce al reconcebir la autonomía desde un
enfoque relacional como el descubrimiento de “nuestra propia
ley”, que nos libera de las relaciones opresivas y las transforma.
Dicho descubrimiento se produce en un espacio moral y legal
conocido como el “dominio imaginario”. Las instituciones públicas
deben proteger este espacio y fomentarlo. A su vez, aquellos
que crean políticas públicas y que interpretan valores sociales
deben comprometerse a mantener un diálogo social constante y
dinámico con la mujer lesbiana. La finalidad última es que este
incipiente sujeto de derechos se constituya también en fuente
de valoración y auto-representación.