Resumen
EL EMBARAZO ADOLESCENTE contribuye a la mortalidad materna,
perinatal e infantil, y a perpetuar el ciclo vicioso de la pobreza y la salud
precaria. La reducción del embarazo adolescente es fundamental para
el logro de los Objetivos del Milenio relacionados con la infancia y con
la mortalidad materna y la meta global de reducción de la pobreza. Un
número creciente de países cuenta con políticas nacionales de salud
reproductiva y ha identificado la reducción del embarazo adolescente
como una prioridad. Sin embargo, los enfoques adoptados no son —en
muchos casos— suficientemente integrales, y a menudo no se basan en
evidencia contundente.
Las Directrices de la OMS para prevenir el embarazo precoz y los resultados
reproductivos adversos en adolescentes de los países en desarrollo brindan
una base fuerte de evidencia para orientar el desarrollo o la adaptación
de las políticas y estrategias públicas. Las directrices garantizan que los
recursos disponibles se empleen en los mejores enfoques para prevenir
los embarazos precoces en adolescentes, y así reducir la morbilidad y la
mortalidad asociadas con el embarazo y el parto.