Resumen
El abuso sexual es una triste realidad. Y el hecho de
que sea mucho más frecuente en las personas con discapacidad
intelectual, incluidas las que tienen síndrome de Down, nos obliga
a prestarle especial atención. La autora, madre de una hija con síndrome
de Down, experta en educación sexual y directora de numerosos
cursos, talleres y seminarios en Estados Unidos, afirma que
la acción educativa profunda en estos temas, dirigida a las personas
con discapacidad y sus familias, es el mejor medio para prevenir
el abuso. Vigorizar la conducta de las personas con discapacidad, basada en un conocimiento firme y sólido, es el mejor antídoto frente al abuso sexual. Ofrece importantes indicaciones y sugerencias. (Extraído del documento)