Resumen
En este artículo se reflexiona sobre algunos de los éxitos y retos como consecuencia de la Conferencia
Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD), celebrada en El Cairo en 1994, y sobre la capacidad de la sociedad civil y de los donantes para asumirlos. Fue redactado en dos voces: una basada en mi experiencia como
activista de una ONG a favor de los derechos sexuales y reproductivos desde principios de la década de los ochenta;
la otra, en mi experiencia como funcionaria programática para un donante durante los últimos 18 meses. Es un
llamado a enfatizar la necesidad de implantar servicios dentro de los sistemas de salud pública y de enseñanza,
así como de aumentar la capacidad de los activistas y crear nuevos líderes, y para que se valoren las alianzas con
otros movimientos cuyos objetivos también son retados por las fuerzas macroeconómicas y los movimientos
fundamentalistas. A nivel nacional, sugiero tres objetivos principales: monitorear los gastos del sector público,
fortalecer la capacidad de implementación del sistema de salud pública, y organizar a los promotores de la causa
y a la comunidad para permitir cambios en la comprensión pública de los derechos sexuales y reproductivos. Por
último, en cuanto al financiamiento, se insta a las ONG y a los donantes a entablar un diálogo sobre los aspectos
financieros, a los donantes a aumentar el desarrollo de la capacidad nacional en el hemisferio sur, y a todos
aquellos comprometidos a realizar cambios en relación con la salud y los derechos sexuales y reproductivos a hacerlo a largo plazo, dado el ritmo lento del cambio.