Resumen
INTRODUCCIÓN. La disponibilidad y facilidad del acceso a contenidos sexuales en Internet aumenta su utilización entre los jóvenes. Aunque puede utilizarse como una forma sana de expresión de la sexualidad, también conlleva riesgos que pueden generar graves problemas para la salud sexual (Ballester-Arnal, Castro-Calvo, Gil-Llario, & Gil-Juliá, 2017). Sabemos que el género es una variable moduladora fundamental de las experiencias sexuales, y que, en ocasiones queda invisibilizada en la práctica clínica y la investigación (Ferree, 2003). PARTICIPANTES. Con el objetivo de analizar el perfil diferencial del uso de cibersexo en las mujeres, se evaluó a 669 con edades comprendidas entre 17 y 24 años, de las cuales se seleccionó a 252 (37,67%) que eran consumidoras de cibersexo (M = 20,35 años; DT = 2,04). Un 67,5% se identificaba como heterosexual, un 27,8% como bisexual y un 4,8% como homosexual. Más de la mitad de la muestra tenía pareja estable en el momento de la evaluación (54,4%). RESULTADOS. Las principales actividades sexuales realizadas son el visionado de imágenes y películas pornográficas (92,1%), la lectura de textos eróticos (75%), el flirteo o insinuaciones sexuales hacia otros usuarios (50%) y chatear reproduciendo una fantasía sexual (41,3%). CONCLUSIONES. Las mujeres evaluadas usan Internet principalmente como un medio para explorar la sexualidad y como una estrategia de regulación emocional. Prefieren realizar actividades sexuales recreativas en solitario, aunque también hay un alto porcentaje que prefiere actividades orientadas a la interacción con otras personas. Es importante integrar la perspectiva de género en el diseño de programas de promoción del consumo responsable de Internet con fines sexuales.