Resumen
El vínculo entre religiones tradicionales y el movimiento por la diversidad sexual ha sido considerado como incompatible, debido a que se movilizan defendiendo cosmovisiones antagónicas. Sin embargo, existe la posibilidad de otro tipo de abordaje, aunque no necesariamente incompatible con el anterior, que muestra a lo religioso y a la diversidad sexual en un plano de integración. Considerando que en los últimos veinte años emergieron en la esfera pública nuevos actores y sentidos, se torna relevante indagar la situación de aquellas personas que al sentirse excluidas tanto por su identidad como por su orientación sexual, en ciertos espacios sociales en general y en otros espacios religiosos tradicionales/ortodoxos en especial, no estuvieron (ni están) dispuestas a renunciar al ejercicio de una práctica religiosa como la cristiana. En consecuencia, nos preguntamos cómo dirimen estos actores su sensibilidad religiosa y sexual con las tensiones generadas por religiosidades que cuestionan su sexualidad. Si bien es cierto que las jerarquías religiosas tienden a ser las principales opositoras a los derechos para las personas lgbttiq –gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, transgénero, intersexuales y queer –esto no debe invisibilizar la heterogeneidad de posibilidades en el campo de lo religioso en relación a la sexualidad. La Iglesia de la Comunidad Metropolitanade Buenos Aires(ICM) es un claro ejemplo de esta heterogeneidad.