Resum
Tradicionalmente el concepto de identidad ha
apelado a dos formas identitarias que actúan en
correspondencia: la identidad personal, que permite
a cada individuo diferenciarse de unos y, a
la vez, identificarse con otros; y la identidad social,
ligada a códigos lingüísticos, ideas y formas
de vida que generan pertenencia a determinados
grupos sociales. Cada persona lleva consigo una
combinación de saberes, mandatos y recursos que
proviene de los colectivos de los que forma parte.
Los grupos otorgan a los sujetos características
específicas, determinándolos social e históricamente.
En cada individuo se incluyen, entonces,
elementos propios y elementos sociales, porque
los sujetos somos socialmente construidos (Revilla
2003). (Extraído del documento)