Resum
La presencia de materiales sexuales explícitos ha crecido significativamente en las últimas décadas, especialmente en internet. El fácil acceso a internet y la disponibilidad del teléfono móvil a
edades tempranas ha revolucionado la manera en la que los adolescentes aprenden sobre sexualidad, haciendo que el consumo de pornografía online se convierta en una práctica habitual.
Además, conductas como el “sexting” o el “revenge porn” también son frecuentes en esta etapa
evolutiva. Sin embargo, debido a que los adolescentes se encuentran en un período evolutivo
crítico para el desarrollo de una sexualidad sana, por los diversos cambios biológicos, afectivos,
psicológicos y sociales propios de esta etapa, parece que son más susceptibles ante la exposición
a este tipo de contenidos. Diversas investigaciones han asociado el uso de pornografía en adolescentes con posibles consecuencias perjudiciales (favorecer estereotipos de género, disminuir
la satisfacción sexual o fomentar actitudes agresivas en el ámbito sexual) y beneficiosas (aumento
de la autoestima sexual, liberación de estrés y mayor conocimiento sexual). Sin embargo, los
datos hasta la fecha presentan limitaciones metodológicas y tampoco se conoce con exactitud
la direccionalidad y causalidad de estas asociaciones. El 37,7% de los varones y el 19,3% de las
mujeres presentan, además, un mayor riesgo para el desarrollo de un Uso Problemático de Pornografía (UPP). Actualmente, el UPP no está reconocido como una entidad diagnóstica, aunque
cuenta con aceptación científica clínica y académica para dicha clasificación. No existe hasta la
fecha ningún ensayo clínico aleatorizado que haya demostrado eficacia de un tratamiento farmacológico. La psicoterapia cognitivo conductual es el tratamiento de elección en la actualidad para
estos pacientes. Para prevenir las consecuencias perjudiciales del consumo de pornografía será
de interés desarrollar programas de educación afectivo-sexual integradores.