Resum
La sexualidad es una dimensión fundamental de la persona, inherente a la misma, lo que implica asumir que es una dimensión educable y representa un derecho que debe ser promocionado y cultivado en la escuela. Sin embargo, nuestro sistema educativo sigue manteniendo el derecho a la educación sexual en la “lista de espera”, desdibujado en el marco legislativo educativo en vigor (LOMCE, 2013), que la permite pero no la garantiza, provocando que el ejercicio de este derecho siga siendo una excepcionalidad en el currículum escolar. La educación sexual representa la principal estrategia para garantizar el derecho a la salud sexual y reproductiva, un derecho que queda consagrado en España con la aprobación de la ley Orgánica 2/2010, en la que se establece la responsabilidad del sistema educativo en la formación en salud sexual y reproductiva como parte del desarrollo integral de la personalidad, incluyendo una educación sexual integral desde un enfoque anclado en los derechos humanos, la igualdad de género y la diversidad sexual. Más recientemente, el Pacto de Estado contra la violencia de género (2018) incorpora la necesidad de reforzar y ampliar en materia de educación los valores igualitarios y la educación afectivo-sexual obligatoria en todos los niveles educativos, fomentando que los mismos se aborden de forma integral. Será la adecuada aplicación de estas medidas y la capacidad de encarar adecuadamente los retos pendientes lo que marcará el devenir de la educación sexual y en consecuencia de la salud sexual en España, contribuyendo decisivamente a su desarrollo y bienestar, y a poder alcanzar así los objetivos de desarrollo sostenible de la agenda 2030 de Naciones Unidas.