Resum
INTRODUCCIÓN. Las mujeres y los hombres con discapacidad intelectual (DI) constituyen una población de alto riego en cuanto al abuso sexual (Swango-Wilson, 2009). En la actualidad, las estimaciones sobre prevalencia e incidencia son inconsistentes como consecuencia de las diferencias culturales, las fuentes de datos empleadas y los criterios utilizados para determinar la presencia de abusos sexuales. Además, los profesionales y familiares no suelen denunciar a no ser que tengan evidencias claras al respecto; aunque las denuncias anuales han ido aumentando a lo largo de los años, mostrando un avance tanto en las personas con DI victimizadas como en los adultos allegados (Cambridge, Beadle-Brown, Milne, Mansell y Whelton, 2011). OBJETIVO. Determinar la prevalencia de abuso sexual en personas con DI evaluada autoinformada y documentalmente, analizando la posible existencia de diferencias entre ambos métodos. MÉTODO. Se preguntó, de forma paralela, a 180 hombres y 180 mujeres con DI leve o moderada y edades comprendidas entre 18 y 55 años, si habían sido victima de abuso sexual; y a 11 profesionales que trabajaban día a día con ellos sexual si tenían constancia de que hubiesen sido victimizados sexualmente. CONCLUSIONES. La prevalencia general del abuso sexual autoinformado en personas con DI en nuestro trabajo es consistente con los datos obtenidos en el estudio llevado a cabo por Mitra, Mouradian y Diamond (2011), quienes obtienen una prevalencia que oscila entre 5.4% y 12.4%. No obstante, cuando la fuente es documental y está constatada, la información no cuenta con sesgos y presenta mayores garantías de veracidad. La discrepancia entre la información aportada por los usuarios y por las fuentes documentales puede deberse a la incapacidad de las personas con DI para reconocer el abuso sexual o la vergüenza para denunciar un acto que en muchas ocasiones es perpetrado por una persona con relación de parentesco, amistad o proximidad a la víctima.