Resum
En el artículo se interpretan los resultados del análisis cuantitativo de unos diagnósticos comunitarios participativos realizados entre minorías sexuales con la colaboración de 23 organizaciones de la República Mexicana, observando cómo la homofobia, la transfobia y las discriminaciones que padecen las personas no-heterosexuales forman parte de una violencia urbana que ha ido creciendo desde algunas décadas en las urbes mexicanas. Primero describo los espacios y autores de la discriminación y estigmatización hacia las minorías sexuales en las principales áreas metropolitanas del país, para después centrarme en el análisis de las formas de diversión y reunión, así como de cortejo y sexo, evidenciando la existencia de una cultura del sexo público, y del sexo en público, la cual mantiene un estrecho lazo con los modos de violencia verbal, psicológica y física que, desde la infancia, azota las vidas de las personas transexuales, travestis, gays, bisexuales y otros varones que tienen sexo con hombres. Finalmente ligamos la vulnerabilidad de las minorías sexuales al incremento de la criminalidad urbana, por un lado, y la corrupción e impunidad de los servicios de seguridad pública y justicia, por otro, relacionando las agresiones y violaciones a los derechos humanos de las cuales son víctimas las minorías sexuales con la cultura sexista y homofóbica de los cuerpos policiales, militares, agentes judiciales y jueces.