Resum
El debate ideológico, político y ético en torno al aborto se ha caracterizado por una omisión casi constante sobre el papel de los hombres como actores y copartícipes de estos procesos. La reciente atención al tema de la masculinidad y salud reproductiva significa un avance en la reflexión y la práctica política sobre los hombres y los procesos reproductivos. Desafortunadamente se ha generalizado una postura acrítica que destaca la necesidad de enfocar ahora los esfuerzos hacia los hombres sin considerar la forma en que esto impacta el sistema genérico de relaciones. Es el caso de ciertos discursos sobre paternidad o las versiones andróginas de “la nueva masculinidad” que han fortalecido las ideas de victimización de los hombres y borrado de la agenda las asimetrías de poder con las mujeres.